DEFINICIÓN Y VARIABLES DIRECTAS QUE INFLUYEN EN LA DISCAPACIDAD AUDITIVA.
Se denomina discapacidad auditiva al trastorno sensorial que se caracteriza por la pérdida de la capacidad de percepción de las formas acústicas, es decir, por la pérdida de la capacidad auditiva. Por tanto la persona con discapacidad auditiva es aquella que presenta una pérdida de audición, independientemente del grado, ni el tipo concreto de dicha perdida.
Aunque el grado de pérdida auditiva sigue siendo un indicador de gran importancia para indicar en qué situación se encuentra la persona, es considerado insuficiente ya que no hace constancia de las necesidades reales del sujeto. Estas necesidades están asociadas a un conjunto de variables que serán las que establezcan las características individuales de la persona. Las podemos agrupar en:
1. Variables directamente relacionadas con la discapacidad auditiva.
El tipo de discapacidad auditiva podrá ser:
a.) De trasmisión, cuando su origen se sitúa en el oído externo y oído medio, en el tímpano o en la cadena de huesecillos. El pronóstico es favorable, ya que se puede incidir quirúrgicamente. Este tipo nos plantea problemas que afectan a la audición en su vertiente cuantitativa.
b.) De percepción, cuando el problema lo encontramos a nivel de oído interno. Tiene un pronóstico más complejo que el anterior. En este tipo queda afectada además de la audición cuantitativa la cualitativa, provocando que la calidad de lo que se oye y de cómo se oye sea deficitaria en la mayoría de los casos.
2. El grado de pérdida auditiva.
Este es una de las variables más importantes a tener en cuenta a la hora de establecer la discapacidad. Para su diagnóstico, se tiene en cuenta la intensidad y la frecuencia dando como resultado la siguiente clasificación:
a) Sordera leve o ligera (entre 20 y 40 decibelios): Se percibe el habla pero no los contrastes fonéticos. Puede ser la base de algunas dislalias.
b) Sorderas medias (entre 40 y 70 decibelios): Dificultad en la percepción del habla. En este nivel de sordera suelen estar la base de retrasos del lenguaje.
c) Sorderas severas (entre 70 y 90 decibelios): Estas personas pueden percibir sonidos ambientales y sonidos vocálicos, pero en raras ocasiones consonánticos. No existe un desarrollo espontaneo del lenguaje en estos sujetos.
d) Sorderas profundas (perdida superior a 90 decibelios): No existe percepción del habla, se perciben elementos prosódicos como melodía, ritmo... No existe desarrollo espontaneo del lenguaje y las cualidades de la voz suele estar alterada.
3. Momento de la aparición del déficit.
Esta variable es la que mayor peso específico tiene a la hora de delimitar el perfil de la persona así como de las necesidades o apoyos que necesitará. Distinguimos entre:
a) Sordera prelocutiva: Son aquellas que son previas a la adquisición del habla (antes de los tres años). El niño no ha tenido contacto alguno con el lenguaje por lo que ha de aprender un lenguaje nuevo para él.
b) Sordera post-locutivas: Son aquellas que aparecen después de haber adquirido el habla lo que hace variar tanto la posibilidad de comunicación como las ayudas que necesitará este alumno/a.
Algunas de estas ayudas son los sistemas alternativos y aumentativos. Los más conocidos son el audífono, amplificadores de señal acústica, receptores de infrarrojos, sistemas de FM, implante coclear...